De mis vacaciones de este año a dia de hoy sólo me quedan ya vagos recuerdos.
Recuerdos de infinitas praderas, de campos de girasoles, de largas, largísimas carreteras, hasta donde se difumina el horizonte, de fiestas de pueblo, de cachis de medio litro, de orquestas, de tapas de jamón a las 6 de la mañana, de puertas abiertas, de pueblos medievales, de monasterios acogedores, de riachuelos, cascadas, arroyos y cuevas, de aves rapaces volando a ras de suelo sobre nuestras cabezas, de evasión, de desconexión, de tranquilidad, de relax, de sol, de amigos, de buena compañía, de buenos días, de hasta luegos y de despedidas...
Intenté congelar todos esos momentos, aunque sólo conseguí sacar unas pocas fotos.