Este fin de semana tocaba ir de tiendas en busca de un mueble para nuestro recibidor. Algunas de las posibilidades iniciales nos tiraban un poco para atrás por el precio. Silvia había visto un par de zapateros + espejo bastante bonitos en Kibuc, pero subían a los 700€. "Mucha pasta", pensaba yo... ¡Iluso!
El viernes por la tarde pedimos un par de presupuestos más en algunas tiendas de muebles de Terrassa, y uno de los que más se acercaba a lo que queríamos ( mueble sencillo con estanterías y unas puertas, no muy alto, para utilizarlo como zapatero ) nos salía, espejo incluído, por... 1.200€ !!! Increíble... me alucina que alguien se deje más de 1000€ en un recibidor... 
Ya por la tarde, en casa de mis padres vimos la luz... ¡IKEA! Justo hace unas semanas se habían comprado un mueble para el pasillo, con las mismas características de lo que andábamos buscando: armarito pequeño, bajito, sencillo, oscuro... con la diferencia que costaba menos de una cuarta parte de los que habíamos visto hasta el momento. El tamaño? perfecto. El color? Ideal. Ni pensarlo: por la tarde nos hicimos con él y esta misma mañana lo hemos montado. A la vista queda el resultado.
Es la grandeza de IKEA, por una parte el móntatelo tu mismo: cualquier palangana puede atreverse a ser BricoMan por un día ( yo no soy ni mucho menos un manitas y llevo ya unos cuantos "made in IKEA" montados ), y por otra parte los precios: posiblemente el mueble no será de la misma calidad que los que vimos previamente, pero es resultón y funcional... y nos costó sólo 60€. Contando con que podamos encontrar un espejo por 100-200€ en Els Encants... pues nos habremos ahorrado 1000€ en el recibidor.
Además, hemos encontrado la ubicación perfecta para el cuadro de Audrey, mientras no llegue el espejo. Definitivamente: I love IKEA.