Ayer volviendo del trabajo no pude evitar detenerme en la rotonda que da entrada al Prat desde la Gran Via. El sol andaba ya muy bajo e imaginé que podría conseguir un buen contraluz. Siempre que paso por allí pienso en lo fotogénica que es esa escultura y me lamento de no llevar encima la cámara. Ayer, sin embargo, no fué así: la tenia en el asiento de al lado.
Espero que te guste. Un saludo.