Despertar un buen día de madrugada y encontrar tu mano entrelazada con la de otra persona que yace allí, a tu lado. Levantar la vista y encontrar unos ojos cerrados, oscuros, unos labios que dibujan una leve sonrisa y sentir que desearías alargar ese momento para el resto de tu vida... al tiempo que no aciertas a saber por cuánto tiempo has permanecido dormido o si todo aquello es un sueño, de hecho... Llegaron extraños vientos fundiendo las sólidas y gruesas celdas de hielo construidas por el Sr. Invierno para su Largo Diciembre con una fuerza que lo cogió desprevenido. Nada pudo hacer para evitarlo. Y volvieron a batir de nuevo, a bombear esperanza y a hacer fluir un río de vida por las arterias de esas almas, presas en hibernación. Y es que nunca podremos controlar los elementos, tan sólo nuestras acciones en el presente y nuestros sentimientos, y ni estos últimos a veces, la verdad... La inmensidad y la magnificencia del azul del mar envuelven de paz, suaves brisas y olores mis pensamientos hoy.