Ha sido el tema del día, en conversaciones de Twitter, charlas de café en la oficina, posts en la blogosfera hispana... Mobuzz se encuentra en graves aprietos económicos que hacen peligrar su continuidad.
Su página ha amanecido hoy con un vídeo en el que varios de sus colaboradores invitan a sus usuarios a participar en una peculiar campaña de donaciones para permitir la supervivencia del proyecto. Necesitan conseguir 120.000€ antes del 9 de noviembre. Ahí es nada.
Y, aunque entiendo que debe ser sin duda una situación difícil, y deseo de verdad que puedan superar este bache para que miles de espectadores diarios puedan seguir disfrutando de su programa, apelar a las donaciones de sus usuarios como vía de escape ante el cierre inminente no es un buen planteamiento.
Mobuzz es un servicio popular y muy querido por sus usuarios, y creo que no es ético que aprovechen esa vinculación emocional, que traten de "tocar la fibra" de sus usuarios para conseguir la financiación que necesitan. Algunos, recordando la situación similar por la que Zatoo pasó hace unos meses, han calificado el sistema de donaciones mucho más honesto que la alternativa que tomó Zatoo, pasar a un sistema de pago por suscripción, y por más que le doy vueltas, no veo por dónde cogerlo. De hecho muchos han justificado su donación como una aportación voluntaria en concepto de los contenidos de los que disfrutan (ellos mismos lo muestran así en algún momento del vídeo). ¿Y no sería eso entonces lo mismo que trató de hacer Zatoo, pero llamando a las cosas por su nombre?
A mi modo de ver, y con todas las comillas que queráis ponerle, han tomado la vía fácil: buscar financiación a fondo perdido haciendo partícipes a sus usuarios de las pérdidas de la empresa. Montar un negocio conlleva una gran responsabilidad, se asumen riesgos y a veces las cosas salen bien, y otras mal. Y cuando salen mal, sobre todo cuando salen mal, es cuando hay que tomar las decisiones más difíciles, las decisiones que definirán tu carácter, que marcarán tu futuro. ¿Y qué futuro se plantea para Mobuzz, aún en el supuesto que esta iniciativa resulte? ¿Van a convertir a los centenares de pequeños (o no tan pequeños) donantes en partícipes de los futuros beneficios de la empresa? En fin... no dudo de sus buenas intenciones, pero para mí esta actitud no habla nada bien de ellos.
A veces el cariño no permite ver las cosas con claridad: puestos a hacer una donación a una causa justa, quién la merece más, ¿una empresa privada o una iniciativa sin ánimo de lucro que tenga que ver con un proyecto solidario o caritativo? Por un lado Mobuzz pidiendo aportaciones voluntarias para permitir la continuidad de su negocio, recibiendo el apoyo de un montón de gente (ya han conseguido un 10% del objetivo), y por otro iniciativas que merecen más atención pasan desapercibidas.
Actualización: Marek Fodor da una visión bastante realista de la situación, y la notícia ha llegado a salir en Techcrunch.