Después de perder el móvil hace un par de semanas, y con él todos los números de teléfono que tenía, creí que no podría hablar a tiempo con Yago para comentar cómo nos los montábamos para la esquiada. Por suerte recibo una sms de última hora el lunes para confirmar si voy a ir. Por supuesto!!! En un principio vamos 4 personas, de las que quedamos tres finalmente: Yago, Mireia y yo. Viernes tarde y nos ponemos en marcha, camino de Andorra, al son de David el Gnomo, Don Quijote de la Mancha, Juana y Sergio... y alguna que otra paranoia musical de los Toreros Muertos. Parece que últimamente nos ha dado a todos el punto nostálgico y haciendo acopio de recuerdos de nuestra infancia... Buenísimo ese CD, Yago. Qué grande...
Don Quijote de la Mancha | El agüita amarilla - Toreros Muertos |
Llegamos ya de madrugada a Andorra la Vella, todo perfecto. Todo perfecto excepto las magníficas goteras que cubren todo el techo del baño de la habitación del hotel y forman un increíble charco, al tiempo que provocan un constante y perforador ruido. Bueno, somos supervivientes y eso no nos va a echar atrás: seguro que mañana lo podrán solucionar. Ja! El recepcionista se limitó a decir "Si, es cierto" cuando se lo comentamos a la mañana siguiente. Por la noche simplemente habrían fregado el charco para dejar que el baño se inundara de nuevo durante todo el dia.
Primer dia de esquí en mucho tiempo y se nota la falta de ejercicio... siento que me va a pillar una rampa de las buenas de un momento a otro... Pero bueno, cuando te caes un par de veces ya te animas y no importa (aunque sólo salgan las caídas de Mireia, TODOS nos metimos nuestros buenos talegazos. ;D) Algunos se perdieron y a otros los reencontramos. El equipo consigue terminar la jornada unido. Después de un duro dia de esquí cualquier inclemencia se convierte en el más cálido y reconfortante acontecimiento. Incluso conseguimos encontrar cierta musicalidad en el goteo del baño. Después de la cena nos disponemos a dar buena cuenta del chocolate variado del que disponemos y a vaciar las reservas de nuestro balcón-nevera, al tiempo que acondicionamos el lugar para unas buenas timbas de poker y dados... A buenas horas se me ocurrió convencerles... Nunca os fiéis de una mujer que se hace la despistada jugando a las cartas... Jajaja... Se llevaron todas mis pelotitas de papel de plata. Ais... nunca volveremos a verlas de la misma manera. Mareo de rigor, empanada mental mirando la hipnótica lámpara que presidía la habitación y todos a dormir.
Asombrosamente conseguimos levantarnos a las 7 y media y ducharnos, recoger todo el equipaje y arreglar la habitación. Dejamos un par de botellas y un poco de chocolate para el eficiente equipo de cucarachas que se encargaban de controlar el tema de las goteras en el baño, siempre pendientes de que te cayera una gota en el cogote, estuvieras donde estuvieras. Seguramente fueron ellas también las que el dia anterior robaron, eficientemente, la cartera a una de las chicas del piso de abajo mientras dormían. Todas unas cucarachas profesionales, bien entrenadas.
Aunque la sesión de esquí empezó con más quejas y dolores que el dia anterior, rápidamente experimentamos un cambio de actitud y estuvimos metiendo caña las pocas horas que pudimos aprovechar antes de salir, muy pronto esta vez, a las 3 y cuarto. Ni siquiera paramos a comer, sólo unas Oreo con chocolate en los telesillas, que buenas fueron. :) Se repite la norma: cuando empiezas a encontrarte a gusto con algo, tienes que dejarlo. Todo lo bueno se acaba, volvemos a Barcelona. Cansados pero contentos, doloridos pero satisfechos. Esto hay que repetirlo, le debo un masaje a alguien, no es así? ;)