Son pocas pero valen por un millón, sólo hay que saber mirar cuando pasan cerca de tí. Almas generosas, hadas buenas, que aparecen cuando menos lo esperas y en el lugar menos pensado, para recordarte lo genial que es vivir mil años de pesares por un instante de placer. Hoy alguien ha tenido un detalle muy bonito conmigo. Aquí lo teneis. Y ésta es su página.