Hoy no me puedo levantar

Ni el terrible madrugón, ni las 6 horas y media del viaje de ida (contando el tiempo que invertimos en encontrar la conexión con la M-30), más las otras 5 y pico del de vuelta, ni las Autovías Temblorosas al paso por Castilla, ni los Temibles Vendavales que nos que dan vida a los Molinos Gigantes de la Muela consiguieron amedrentarnos. Habíamos decidido adentrarnos en la Península, viajar hasta su mismísimo centro, a la Capital, a las riendas de Fluky, y nada nos iba hacer cambiar de opinión. »